Las experiencias en terreno (en organizaciones comunitarias, barrios, espacios de reclusión, instituciones educativas, etc.) son el principal motor de trabajo. Además de acompañar, apoyar y dinamizar procesos comunitarios, a partir del diseño de diagnósticos, herramientas y estrategias comunicacionales, estas prácticas constituyen el material de base para el trabajo de sistematización, reflexión, y discusión que se desarrolla en el ámbito de la Facultad. De esta manera, junto a la formación y socialización, se completa un complejo e interactivo proceso de producción de conocimiento sobre los mencionados campos de la Comunicación y Educación. El momento de la práctica, lejos de estar separado de la construcción teórica, es concebido como uno de los momentos principales de las múltiples formas del conocimiento. Conocimiento que, en tanto juego plural, reconoce y contempla como saber también aquello que sucede en los intercambios cotidianos, en las interacciones espontáneas, quitando la exclusividad a lo hegemónicamente atribuido como “intelectual”.